Es una metodología aplicada para la innovacion social y el desarrollo participativo en comunidades vulnerables con altos índices de violencia, conductas de riesgo y adicciones.
Este modelo consolida la práctica de herramientas prosociales para la transformación y mejoramiento de la inteligencia social con una visión escalable, sostenible y replicable.
Aborda la problemática de la movilidad social, la promoción de prácticas saludables y el fomento de una participación propositiva que articule las capacidades y talentos en diversos niveles de gobierno, sectores empresariales y organizaciones de la sociedad civil.